A través de este blog quiero compartir algunas reflexiones que han hecho cambiar mi manera de pensar la vida y han sido bastante útiles para mi vida espiritual.
miércoles, 10 de noviembre de 2010
LAS TORMENTAS
Pedro alentaba a los cristianos a no olvidar la herencia que tenemos en los cielos, la cual está guardada para nosotros por la fe en Jesús.
Él decía: "Por eso, alégrense, aunque sea necesario que por algún tiempo tengan muchos problemas y dificultades. Porque la confianza que ustedes tienen en Dios es como el oro: así como la calidad del oro se prueba con fuego, la confianza que ustedes tienen en Dios se prueba por medio de los problemas. Si ustedes pasan la prueba, su confianza será más valiosa que el oro, pues el oro se puede destruir.
Así, cuando Jesucristo aparezca, hablará bien de la confianza que ustedes tienen en Dios, porque una confianza que se ha probado tanto merece ser muy alabada. Ustedes, aunque nunca han visto a Jesucristo, lo aman y creen en él, y tienen una alegría tan grande y hermosa que no puede describirse con palabras. Ustedes viven alegres porque ya saben que Dios los salvará, y por eso confían en él." 1 Pedro 1:6-9 (Traducción Lenguaje Actual)
¡Este mensaje es simplemente para recordarte que las tormentas son pasajeras! No durarán para siempre. Tal vez tu cielo esté cubierto de nubes negras y amenazantes, pero pronto vendrá el Sol de Justicia, así que:
"Vive con alegría tu vida cristiana! Lo he dicho y lo repito: ¡Vive con alegría tu vida cristiana! Que todo el mundo se dé cuenta de que ustedes son buenos y amables. El Señor viene pronto. No se preocupen por nada. Más bien, oren y pídanle a Dios todo lo que necesiten, y sean agradecidos. Así Dios les dará su paz, esa paz que la gente de este mundo no alcanza a comprender, pero que protege el corazón y el entendimiento de los que ya son de Cristo."
Filipenses 4:6-7 (TLA)
Cuando el apóstol Pablo era perseguido por su fe, él dijo: "Por eso, aunque pasamos por muchas dificultades, no nos desanimamos. Tenemos preocupaciones, pero no perdemos la calma. La gente nos persigue, pero Dios no nos abandona. Nos hacen caer, pero no nos destruyen.
2 Corintios 4:8-9 (TLA)
Por eso el salmista oraba: "Cuando me encuentro en problemas, tú me das nuevas fuerzas. Muestras tu gran poder y me salvas de mis enemigos". Salmos 138:7 (TLA)
Hoy Jesús te dice, como se lo dijo a sus discípulos:
no te preocupes. Confía en Dios y confía también en mí...Te doy la paz. Pero no una paz como la que se desea en el mundo; lo que te doy es mi propia paz. No te preocupes ni tengas miedo por lo que va a pasar pronto... Juan 14:1 y 27 (TLA)
lunes, 11 de octubre de 2010
EL EGO, LO QUE ABUNDA EN EL CORAZÓN
Lo que hay en el fondo del pecado, de ese pecado que desencadena sufrimiento al intentar huir del sufrimiento, es lo que abunda en el corazón humano. Y eso que abunda en el corazón humano no es otra cosa que el Ego, el yo: estamos llenos de nosotros mismos. Todo el dinamismo del pecado surge de esta fuerza cerrada sobre sí misma y profundamente egoísta que existe en nosotros. Nos pasamos la vida defendiendo nuestro yo, embelleciéndolo y protegiéndolo a cualquier precio, sobre quien sea y como sea.
El ego no soy yo. Mi verdadero yo es el que se revela en Cristo: ser hijo del Padre, ser el lugar donde Dios actúa a sus anchas. Mi Ego obstruye ese plan y en vez de hacer una vida para el amor, hace una vida para el egoísmo, para la búsqueda de sí mismo. El Ego no me deja ver lo que verdaderamente soy. Es curioso ver en el Evangelio cómo los pecadores, aquellos que tienen su Ego acongojado, suelen ser conscientes de que no valen nada, por lo que acogen el mensaje de Jesús con alegría y disponibilidad. En cambio los que se creen justos y buenos, los que están seguros de sí mismos, no sólo se cierran al anuncio de Jesús, sino que hacen todo lo posible por destruir a Jesús. Así de agresivo es el Ego.
¿Cómo actúa el Ego?
El Ego percibe al otro como amenaza: es impresionante descubrir lo pronto que en la vida aprendemos a captar a los demás como posibles amenazas para nosotros: nos pueden quitar lo que es nuestro, nos pueden disputar a las personas que amamos, nos pueden quitar nuestro espacio, nuestro protagonismo, nos pueden hacer sombra. Por eso, uno de los impulsos más primitivos del ser humano es anular al otro, para que no nos amenace.
El Ego compite: al percibir al otro como amenaza se da comienzo a una competencia: hay que destacarse por encima de los otros, hacer y decir cosas que nos distingan de los otros, vencer a los otros. ¿Nos hemos dado cuenta como la mayoría de los juegos, tanto individuales como de grupo, suponen vencer a los demás? La competencia atraviesa toda la vida: el estudio, las amistades adolescentes, el mundo del trabajo, la familia, la relación conyugal. El otro no se percibe en la práctica como un hermano, sino como un enemigo potencial que hay que vencer y del que, al menos, no se debe uno dejar ganar.
El Ego es cruel: una de las cosas más dolorosas es comprobar el nivel de crueldad que pueden tener los niños con otros niños: bromas, burlas, insultos, trato desconsiderado. La crueldad surge de la necesidad de imponerse sobre el otro para así poder afirmar el yo. Aunque con los años se suavice la apariencia externa de la crueldad, su semilla interior permanece. Por eso somos tan radicales para juzgar los defectos de los demás, y por eso nuestras críticas son implacables. Solemos juzgar, criticar, etiquetar, apreciar, despreciar y burlarnos sin calcular el daño que podemos hacer. Y lo que decimos al juzgar y al criticar, lo decimos en nombre de la verdad; pero en el fondo lo decimos para afirmar nuestro Ego: “yo tengo la razón, el otro no la tiene.”
El Ego se defiende: se defiende incluso cuando no lo están atacando. El Ego suele ver ataques en los comentarios de los demás, en lo que dicen, en lo que callan, en lo que deciden. Gastamos muchas energías protegiendo lo que creemos ser. A codazos defendemos nuestro lugar en el mundo, mostramos que tenemos valía y nos protegemos de todos los ataques reales o no.
El Ego engorda: uno se pasa la vida engordando el Ego, llenándolo de posesiones, de bienes, de personas, de todo lo que uno cree que le hace falta. La función de los bienes de consumo en la sociedad capitalista no es otra que permitir la afirmación del Ego, hacer que las personas se sientan mejor gracias a lo que poseen. Y dentro de esta lógica, todo, incluidas las personas que amamos, los conocimientos que tenemos y las ideas que se nos ocurren, se vuelven una posesión que afirma nuestro Ego.
El Ego busca reconocimiento: esta es la gran dolencia de la humanidad: hacer las cosas para buscar aplauso y reconocimiento, para lograr que los demás nos feliciten y nos vean valiosos. No ser reconocidos es como no existir, es uno de los grandes dolores de la vida. Por eso desde que aprendimos a llorar a gritos para llamar la atención, nos hemos pasado la vida haciendo lo mismo, para ver si alguien nos ve y viéndonos nos reconoce. Esto se vuelve en un dinamismo tan intenso que llega el momento que uno ya no sabe si hace las cosas con recta intención o simplemente para ser reconocido y valorado. Jesús decía: “supongan un árbol bueno, y su fruto será bueno; supongan un árbol malo, y su fruto será malo; porque por el fruto se conoce el árbol. Raza de víboras, ¿cómo pueden ustedes hablar cosas buenas siendo malos? Porque de lo que abunda en el corazón habla la boca” (Mt 12,33-34) ¿Qué es lo que abunda en nuestros corazones? ¿Nos hemos dado cuenta que el gran tema de nuestras vidas, eso de lo que habla la boca, somos nosotros mismos: “YO pienso, YO digo, YO quiero, YO creo, YO hago, YO deseo, YO no me dejo, si me atrevo…” Sólo en teoría vivimos pendientes de los demás. En la realidad, en la cruda realidad, vivimos pendientes de nosotros mismos, cuidando nuestro Ego, llenándolo de bienes y placeres, regalándole todos los gustos que pida, defendiéndolo de todos los ataques posibles y poniendo a su servicio todo lo que nos rodea. Y lo hacemos, porque creemos que si nuestro Ego está contento, nosotros también lo estaremos, cuando lo que en verdad sucede es que nuestro Ego nunca se llena, siempre pide más. Satisfacer nuestro Ego es una tiranía. El culto a nuestro Ego no nos deja ser felices y, sobre todo, cuesta mucho, mucho esfuerzo, mucha angustia, mucho dinero, muchas vidas sacrificadas para que el Ego se sienta a gusto.
Dios, en cambio, no es Ego. Dios es amor y es amor absoluto. Amar no es agarrar, sino entregar. Amar es, en síntesis, desapropiarse, perder, negarse a si mismo por amor. El problema es que el Ego no sabe negarse a si mismo, no sabe perder, casi nunca se da por vencido y suele llevar todas las batallas hasta las últimas consecuencias, hasta la destrucción del otro e, incluso, hasta la mutua destrucción. Dios, en cambio, todo lo pierde con tal de ganarnos a nosotros.
Todo pecado es siempre contra el primer mandamiento. Todo pecado es siempre contra Dios. El plan de Dios es sacarnos de nuestro encierro, lograr que dejemos de defendernos y de ver a los demás como enemigos potenciales y que aprendamos a entregarnos, incluso a perdernos, por amor a los otros, porque sólo el que pierde su vida por amor, la salvará. Pero como eso resulta tan extraño a la manera humana de vivir, preferimos alejarnos de Dios, negarlo e incluso destruirlo en nuestras vidas, para poder ser libres, sin darnos cuenta que esa pretendida libertad nos hunde en la tiranía del Ego.
No hay que mirar afuera. No es de fuera de donde viene lo que nos hace daño. El dolor que nos destruye sale de lo más hondo del corazón, de esa fuerza que nos hace creer que debemos vivir para defendernos y robustecernos a cualquier precio. Amar, en cambio es perder. De nada sirve tener la razón si se pierde a un hermano. Es más importante ganar al hermano y perder la razón. Dios es un gran perdedor: Hay que aprender a perder, pues sólo se gana al perder y sólo negándonos a nosotros mismos, encontramos lo que teníamos a nuestro alcance desde el principio, la verdadera felicidad.
“Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por mí, la encontrará. Porque, ¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida?” (Mt 16,24-26a)
jueves, 30 de septiembre de 2010
¿CÓMO SER DISCÍPULO SEGÚN EL EVANGELIO?
Kerigma
Es el encuentro con Jesús; un suceso en el cual Dios fija su mirada en mí en alguna circunstancia, como le sucedió a los peregrinos de Emaus. Es una conciencia de que Dios está conmigo, es el encuentro personal de ojos abiertos y de corazón palpitante con Jesucristo, el Señor que cambia mi vida.
Existen muchas maneras de encontrarse con Jesús: en la infelicidad o la felicidad, en el amor o en el desamor, en la tristeza o en la alegría, en las buenas y en las malas.
El encuentro con Jesús llama a la conversión: metanoia y epistrepo:
Metanoia: es el cambio de modo de entender el mundo a la manera de los sentimientos de Cristo. Es un cambio de vida cambiando mi mente, mis pensamientos. Un ejemplo de metanoia se da con una señora que visita a las personas agonizantes y les habla de Dios, ellas al tomar conciencia de la magnificencia del amor de Dios dejan de temer a la muerte. EL encuentro con Jesús lleva a una continua conversión.
El Kerigma es el anuncio de Jesucristo el Señor y como reacción a este anuncio, la persona que lo recibe se encuentra con Él. Es un anuncio con testimonio de Jesús, con poder, con comunión con la Iglesia, con la donación del Espíritu Santo que lleva a la conversión.
Discipulado
Cada vez que Jesucristo nos encuentra nos llama como discípulos o a dar testimonio de nuestro encuentro con Él, para posteriormente ser discípulo como sucedió con el leproso (Mc 1,40-45).
Ser discípulo es la única manera de ser cristiano y abrirse a la vida en comunión con el Señor. En la Biblia existen tres tipos de personas que buscan a Jesús: la multitud, los enemigos y los discípulos.
El discípulo es el único que coloca a Jesús como el centro de la vida y vive de acuerdo con los pensamientos de su maestro. Cuando uno sigue a Jesús, Él se encarga de la vida de uno –Busca primero el Reino de Dios y lo demás vendrá por añadidura- porque en el camino los leprosos se sanan, el Señor en el camino nos sana, nos lava.
Comunidad
No se puede ser discípulo solo, porque uno solo tiene la tentación de creer en un dios a mi medida, a mi parecer. En la comunidad nos apoyamos unos a otros, por lo cual la Iglesia debe ser comunidad de pequeñas comunidades.
Los pilares que sostiene la vida en comunidad son crecer o perseverar en: la oración, la formación, el compartir fraterno y los sacramentos (Hch 2,42)
Misión
Es utilizar los carismas que el Señor me regala para llamar a otros hermanos al encuentro personal con Dios.
En conclusión
Estos cuatro pasos en la vida del cristiano son una experiencia de Dios que se vive cíclicamente.
Ser discípulo es ser afortunado en la vida de fe, porque Jesús nos da el poder de ser Hijos de Dios, nos enseña las Escrituras, nos da esperanzas, sueños, anhelos y con Cristo nos crucificamos.
En aquel lugar del calvario había tres cruces: una da la salvación, otra recibe la salvación y otra niega la salvación. Tres es plenitud en el pueblo Judío, todos nosotros tenemos nuestra propia cruz.
jueves, 16 de septiembre de 2010
CITAS Y REFLEXIONES DEL AMOR DE DIOS
“Pero el Señor no estaba en el viento… tampoco estaba en el terremoto… no estaba en el fuego. Pero después se oyó un sonido suave y delicado…” (1 Reyes 19,11-13).
“El Señor es brisa matutina suave y serena, no viento huracanado, ni terrible terremoto, ni incendio demoledor…” San Antonio de Padua.
El Señor en medio de ti es un guerrero que salva, Él se goza y se complace en ti, te ama y se alegra con júbilo, como en día de fiesta”. Sofonías 3,17.
“Desde el vientre paterno, tú eres mi Dios”. Salmo 21
La biblia está llena de relatos de FE en los cuales el Dios cierto se deja experimentar, se deja saborear. Uno sólo puede experimentarlo, sentirlo, encontrarlo con certeza y eficacia. Si uno no tiene experiencia personal de Dios, simplemente no tiene FE. Porque este Dios que experimentemos como certeza en la Fe, es el Dios de Jesucristo, y no lo podemos inventar o suponer porque ya está claro y evidente en el evangelio.
-Para poder tener una buena relación con Dios, uno tiene que encontrarlo amoroso, amable, simpático, alegre, cómplice, complaciente, misericordioso, tierno, comprensivo, generoso… un verdadero Dios. Sólo así, sin miedo, sin susto, persona a persona, se atreve a la experiencia íntima con Dios.
-A Dios le encanta el encuentro con el hombre. Un encuentro efectivo, directo, personal, un encuentro cierto y dichoso.
-Dios se permite en la Fe de cada hombre, como relación íntima, directa y personal. Con cada hombre que acoge a la Fe, Dios desarrolla una amistad secreta y misteriosa, pero cierta y eficaz.
-En la intimidad con Dios, el hombre se hace dueño de su existencia. Es tan íntima la Fe, que requiere ser registrada como un diario amoroso en el cuaderno de Fe, o libro de la vida personal. La intimidad con Dios requiere cotidianizarse, sólo así la Fe le reporta a uno la felicidad permanente. Y uno en la relación con Dios puede agarrarse con El, pelear con El, enfrentarse con El, también la pelea hace parte de la relación íntima.
Y Dios responde, El no es bobo, El sabe responderle a uno, al llamado, al grito, a la protesta, a la queja… Dentro de la Fe de Dios responde siempre con amor.
-Si la experiencia de Dios es cierta, íntima e individual, la tarea de convencer a otro a la Fe es muy delicada. Yo no tengo la forma de que otro sienta a Dios como yo lo siento. Yo al otro puedo decirle que vaya y se tire en el silencio a ver si siente a Dios, a ver s a Dios se le ocurre decirle algo… Resulta que no sintió nada, pues qué se va a hacer, ya será otro día en otro momento. Yo no puedo hacer que sienta lo que sólo Dios deja sentir. Es una experiencia íntima, personal…
Pero de una cosa sí estoy convencido, de que Dios se deja sentir, se deja palpar. Es una sensación particular que no se puede convertir en materia unificada. Es la experiencia cierta de la Divinidad, usted lo siente, sabe que es verificable sólo para usted.
¡Qué puede ver el otro de mi experiencia con Dios? Sólo los efectos la alegría, la serenidad, el sentido de vida, Dios se llena en la palabra de uno; pero de ahí a que otro pueda experimentar la intimidar con Dios como yo la experimenté, no, porque la intimidad es única e incomparable, secreta y privada.
¡Qué pesar no dejar uno la huella de la intimidad de Dios ¡
¡Quiero que seas Tú, el sol de mis claridades. Porque, yo no alcanzo ni a ser antorcha en estos momentos desolados. Y, que sea lo que quieras, mi buen Dios ¡
Una Presencia que Anima: Dios se muestra al hombre, se acerca y se facilita para el encuentro con este. Dios es misterio, pero comunicativo, o sea, abierto para su conocimiento. Dado que Cristo no es un fantasma, sino la mejor presencia de Dios entre los hombres, la mejor respuesta nuestra es el acrecimiento de la Fe de la persona.
La presencia de Dios es diferente a la invención de dioses. El hombre se inventa no sólo ídolos, son también falsas y distorsionadas versiones, que desvirtúan la Fe de la gente. Una de esas invenciones, tal vez es la más frecuente, es la de un Dios represivo, que asusta… que da miedo. Un Dios distorsionado, en lugar de fomentar la relación cotidiana y afectiva en el creyente, propicia más bien una relación esporádica, asustadiza, falsa, corta e impersonal.
Las Lecturas: 1 Reyes 19,9a-11;13; Romanos 9,1-5; Mateo14,22-3,nos dan las bases ciertas acerca de cómo es la presencia de Dios frente al hombre y cómo propicia el encuentro comunicacional, afectivo, directo, cierto y dichoso. No es exactamente mido lo que Dios busca propiciar en el hombre con su presencia, sino encuentro amoroso. Y en el amor jamás puede existir el miedo (“no tengas miedo…” dice: Jesús). De aquí puede deducirse fácilmente, dado que el amor humano es de raíz divina (fue Dios quien se inventó tal “locura” y “fantasía” que le resulta al hombre que lo vive de verdad como algo suyo y maravilloso), que tampoco en este amor puede existir miedo.
La tierra es parte de la creación divina, allí habita el “mimado de Dios”, el hombre, compartiendo casa con miles de especies, y en ésta puede el hombre encontrar evidencia de su creador, pero en la evidencia no se agota Dios. La evidencia reta al encuentro directo que es la presencia amorosa y hermosa.
La presencia de Dios busca que el hombre lo conozca para que pueda salir de su ignorancia frente a El, porque así también nel hombre gana en su propia sabiduría. Crist5o es la mejor presencia de Dios, en El se conoce cabalmente lo divino, y en El se vislumbra la ideal condición de todo hombre. Por eso es Maestro y Señor de vida para quienes tienen Fe con El. A más Fe, más conocimiento de Dios y de uno mismo, y más certeza en esa relación de presencia salvadora. Comprendidas así las cosas de Dios, quien evangeliza se apropia con certeza de esa palabra de Cristo, que conmueve y seduce: ¡ANIMO¡
Cuando hay Fe, cuando se ha llegado al final en camino de Fe, aunque se haya pecado, el tiempo de espera para el encuentro dura sólo un día, hoy. Así lo dijo Jesús en la cruz al ladrón bueno que aún muriendo encontró la Fe, así fuera para morir: “Hoy estarás conmigo en mi reino”. ¡La misericordia de Dios siempre desborda nuestra compresión de todo¡.
Al comienzo pensé: era solo la lluvia de Dios que me mojaba; pero luego comprendí: era un aguacero que me envolvía del todo, a su amaña y antojo. ¡El terminó por definirlo todo, y yo terminé por acogerlo en todo ¡
“Pero no es posible agradar a Dios sin tener Fe” (Hebreos 11,6; 1 Juan 4,7-21)
“Cuando améis no digáis: Dios está en mí, sino: Yo estoy ahora en el corazón de Dios.” Jalil Gibrán
“El amor emana de Dios, es Dios y vuelve a Dios” Dicho árabe.
El que se hace grato a Dios, es amado de El” Libro de la Sabiduría.
“Sabemos que a los aman a Dios, todo les sirve para el bien”. Romanos 8,28.
“Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá” Mateo 7,7.
El amor, como una bendición, nos viste de gracia”. Elkin Restrepo.
El que me ama guarda mi palabra y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él” Juan 14, 21-26.
“Porque si amáis sólo a los que os aman qué premio tendréis… Sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto” Mateo 5,43-48.
“Cuando Dios no aparece más en ti, el amor está presente y pronto te lo manifiesta”. Jacob Boehme.
“Si a Dios le das tu corazón, el te da el suyo: ¡Oh, qué intercambio tan valioso¡ Tú te elevas, El se rebaja”. Silesius.
“Temer a Dios está muy bien, pero es mejor amarlo. Mejor aún que el amor es en El ser hallado. Silesius.
“Donde no hay amor, pon amor y recogerás amor” San Juan de la Cruz.
“Ama y haz lo que quieras” San Agustín.
Deuteronomio 6,2-6
Hebreos 7,23-28.
La Fe especial relación de amor con Dios y con el prójimo: En la Fe cierta Dios deposita en la mente y en el corazón de cada hombre su mandamiento único: el amor. No es un conocimiento conceptual, sino una sabiduría interna que brota como nacimiento de agua pura.
La claridad de Dios acerca del amor aparece constantemente en toda la Sagrada Escritura: “El Señor es uno, y lo amarás con toda la mente, con todo el corazón, con todas las fuerzas”. Esta claridad por parte de Dios nos ha permitido a los creyentes que podamos confrontar los caminos de Fe personales con el mandamiento básico del amor. Cuando se desvían los caminos y se cae en lo secundario y superficial, se hace necesario volver a encontrarse con el mandamiento Divino para ratificar la vivencia de Fe.
Jesucristo se mantuvo firme en el mandamiento que conoció del Padre. Experimentó en su propia vida el amor de Dios, por eso está lleno de sabiduría, por eso permanece para siempre, por eso marca la pauta de la Fe. Ese Jesús clarificó aún más el mandamiento del amor a Dios: amarás al prójimo como a ti mismo. A partir de ahí no hay que añadir nada, sólo toca comprender, entender, vivir y practicar en orden al planteamiento básico de Dios con nosotros.
-Quien sea capaz con su vida de acoger el respeto a la Divinidad y practicar el amor al prójimo, está capacitado para comprender el Evangelio, aunque no haya sido Católico o Cristiano. Ese está cerca de la Fe. Allí es fácil evangelizar.
EL AMOR DE DIOS
Objetivo del tema:
Cada uno experimente el amor personal e incondicional de Dios que es nuestro Padre.
A. Dios te ama personalmente porque El es tu Padre.
Así dice Yahvéh tu creador, el que te hizo: No temas porque Yo te he rescatado, te he llamado por tu nombre, tú eres mío: Isaías 43,3.
Con amor eterno y gratuito te he amado: Jeremías 31,3.
Dios ama a todos los hombres pero también ama a cada uno de manera personal, como cada uno necesita ser amado. Si tú fueras el único habitante de todo el universo, Dios no podría amarte ya más de lo que te ama, porque te ama con todo el amor de un Dios poderoso.
Dios no nos ama por lo que nosotros hacemos, sino por lo que El es nuestro Padre:
Cual la ternura de un padre para con sus hijos, así de tierno es Yahvéh para quienes le buscan: Salmo 103,13.
B. Dios te ama incondicionalmente porque El es amor.
Dios es amor: 1 Juan 4,8.
¿Podría una madre olvidarse del hijo de sus entrañas?
Pues Yo de ti nunca me podré olvidar: Isaías 49,15.
Dios no te pone ninguna condición para amarte, El te ama precisamente como tú eres en estos momentos. No importa lo que hayas sido o seas en el presente: pecados vicios o defectos. Dios te ama incondicionalmente, porque su amor no cambia. Incluso, todo fracaso, problema y hasta pecado en tu vida son ahora una oportunidad para que experimentes el amor de Dios que es siempre fiel.
Dios que señala es todo poderoso y que hace lo que quiere con su fuerza y omnipotencia, hay algo que no puede hacer: dejarte de amar.
En la veleta que señala la dirección de los vientos, un hombre quitó el gallito y en su lugar puso el siguiente letrero “Dios es amor”. Queriendo decir que no importa de dónde soplaran los vientos, si había tempestad o clama. Dios siempre nos amaba. No importa las dificultades y los cambios, Dios siempre nos ama.
Los montes se correrán y las colinas se moverán, pero mi amor por ti no se apartará: Isaías 54,10.
Tu no necesitas aparentar otra cosa de lo que tú eres para que Dios te ame. Te ama como eres. Es más, El te hizo así. El no sólo nos acepta como somos sino que le gusta como somos: Tiene su alegría en nosotros: Sofonías 3,17. A cada uno nos dice en lo más íntimo esta gran verdad. “Tú eres mi hijo amado en quien tengo mis complacencias”.
Dios ama con tus cualidades y defectos. El no te ama por tus cualidades, sino con tus cualidades. Dios no te deja de amar por tus defectos. Te ama con ellos. Dios no ama lo que tú haces, pero EL ama a ti. Te acepta y te acepta con amor. Dios te ama con tus pecados y tus esfuerzos, seas rico o pobre. No necesitas ponerte máscara delante de Él. El te ama porque eres su hijo y no por otra cosa. No te ama porque tú seas bueno, sino porque el bueno es El.
- Vean los pájaros del cielo. Ellos no siembran ni cosechan y Dios les da cada día su alimento. Nosotros valemos para Dios mucho más que las aves y todos los animales juntos.
- - Vean los lirios del campo. Ellos no hilan ni tejen y Dios los viste con belleza inigualable.
…cuánto más a nosotros que somos sus hijos, aunque seamos pecadores.
Es más, El ama de manera especial a los pecadores. El peor de todos los pecadores es el más amado de Dios, porque donde abunda el pecado sobreabunda su amor misericordioso. El más pecador es quien puede experimentar más perdón, gozo y esperanza, porque es el más necesitado.
C. Dios quiere lo mejor para tí porque eres su hijo.
Dios ciertamente te ama como eres, pero te ama tanto que no te quiere dejar así. El quiere algo mucho mejor para tí. Precisamente porque Dios te ama, El quiere lo mejor para ti y tiene un plan que El hizo con toda sabiduría y amor para tí. El tiene poder para realizar todas las cosas incomparablemente mejor de lo que nosotros podemos pedir o pensar, con su poder que actúa en nosotros: Efesios 3,20.
Su plan supera con mucho lo que tú te imaginas o puedes pensar para tu bien. Como el cielo aventaja a la tierra, así aventaja su plan.
- Desde un principio nos creó a su imagen y semejanza, llenos de su amor y cocreadores con El, capaces de ser sus representantes en este mundo.
- Nos creó en armonía perfecta:
- Con El: una relación personal, íntima y permanente.
- Con los demás: relaciones de justicia, verdad y servicio.
- Con nosotros mismos: con seguridad, paz y dominio propio.
- Con toda la creación: siendo libres y no esclavos de las cosas de este mundo.
- Nos llenó de felicidad con su gozo, paz y unión.
D. Dios tomó iniciativa para amarte.
Dios te ama, y lo único que pide es que creas en su amor, que creas en El, confíes en su plan, más que en el tuyo.
Lo primero que Dios nos pide no es que le amenos sino que nos dejemos amar por El: Sólo manifiéstale que quieres experimentar su amor por tí. No se trata de que nosotros intentemos llegar a Él. Es Él quien quiere llegar a nosotros. No se trata de que nosotros lo alcancemos a Él, sino de que nos dejemos alcanzar por El. Antes de que nosotros comenzáramos a buscarlos, El ya nos andaba buscando. El tomó la iniciativa.
Un día Saulo de Tarso, decidió perseguir a Jesús y emprendió el camino de Damasco para apresar a los cristianos. Sin embargo, era Jesús quien lo iba persiguiendo a él, hasta que lo alcanzó y lo tiró del caballo. En ese momento Saulo quedó preso, preso del amor de Jesús. Dios lo sedujo y él simplemente se dejó seducir: (Jeremías 20,7).
Escribiendo a los Gálatas les dice:
Ahora que amáis a Dios: o mejor dicho, ahora que Dios los ama a ustedes: Gálatas 4,9.
Es que fueron los Gálatas los que amaron a Dios. Primero Dios los amó a ellos. El amor no consiste en que nosotros amenos a Dios sino en que El nos amó primero: 1 Juan 4,19. No fuimos nosotros los que lo elegimos a Él. El nos eligió primero: Juan 15,16. Nosotros no le hacemos a Dios el favor de amarlo.
Es Él quien nos favorece a nosotros con su amor que es eterno.
Aveces nosotros buscamos a Dios y lo queremos amar. Pero nadie puede amarlo si antes no ha experimentado su amor. Hay que hacer un alto, detenernos y dejarnos alcanzar por El, por su amor.
Dios ama a todos los hombres porque todos somos sus hijos y hechura de sus manos.
Ama a los buenos y a los malos, hombres y mujeres, católicos, líderes, sindicales, cabareteras o prostitutas. Nos ama a todos porque todos somos sus hijos.
Dios no nos ama por lo que hacemos, sino por lo que somos sus hijos:
Dios no nos ama porque nosotros somos buenos, sino porque el Bueno es El. No nos ama porque nosotros lo amenos, sino porque El es amor. 1 Juan 4,8.
viernes, 10 de septiembre de 2010
NADIE TE AMA COMO YO
El Papa Benedicto XXVI, un teólogo, estudioso, mirador de la actualidad, escribió su primera encíclica con el tema del amor de Dios, ¿qué lo motivó, qué lo impulsó para que su primera carta fuese con el tema del amor de Dios?
Lo que vio el Papa fue un hombre sediento de amor, hambriento de afecto, observó que lo que hoy conocemos como amor no lo es, sino que tan solo es una caricatura deformada. También vio la manera como los medios están modelando los el comportamiento, los patrones y la forma de actuar y pensar de las personas. Vio un hombre que es un ser solitario, incapaz de convivir, de amar, lleno de enemistad y separado de los demás.
Pero en el Plan de Dios no está bien que el hombre esté solo, hoy existe una soledad acompañada, varias personas que habitan una misma casa, pero sus corazones están separados, conectados a aparatos de comunicaciones, pero incomunicados, esto conlleva a convertirse en una clase de solitario que necesita ser escuchado.
El ser humano de hoy es un ser humano con depresión, en los mercados ya se encuentran a la venta pastillas que esconden la depresión, como si se tratase de una aspirina, es tan normal que las personas estén deprimidas y ahora más los jóvenes, pero el efecto de las pastillas pasa y vuelve la depresión, el desencanto contra la vida.
El Papa vio un hombre confundido, buscando la felicidad, el amor y la realización, en el lugar equivocado. Un hombre que piensa que todo es relativo, no hay absolutos no hay decisiones radicales, no hay referentes de absoluto frente a nada, todo depende, no hay normas, patrones, morales, fronteras. Hoy hablamos del hombre que se siente libre por hacer lo que le da la gana, pero es un ser humano confundido, sin verdades, lo que conlleva a hacerlo sentir miedo, inseguridad, indiferente entre la diferencia entre el bien y el mal.
El amor de Dios diviniza al hombre
Sólo el amor es capaz de divinizar al hombre y sólo por amor Dios se humaniza; el amor es capaz de hacernos un poco de Dios, el amor es un poder, el Cantar de los Cantares dice que “el amor es mas fuerte que la muerte”, tan poderoso que vence lo inevitable. El amor redime la soledad, nos libera cuando nos sentimos amados por Dios, nos libra del sin sentido; es necesario experimentar ese amor para salir redimidos, hay que creerle a Dios, el amor perdona, se abaja para levantar al otro.
El amor libera en una sociedad que está llena de cadenas, miedos, tristezas y vacíos, desencantada de la vida, el amor desata los apegos humanos, el amor sana, cambia nuestra vida totalmente.
Conclusiones
Si el amor de entre los hombres es sanador, que decir del amor de Dios; podríamos hablar de cuatro características del amor de Dios:
1) El amor de Dios es gratuito, lo da porque quiere, por encima de mi pecado, no es por mis meritos, es porque sencillamente me creo y me ama.
2) El amor de Dios es eterno, es irrevocable, nos ama por siempre.
3) El amor de Dios es sin condiciones, no por lo que yo haga o deje de hacer.
La experiencia más grande del ser humano es sentirse amado por Dios, no como un hecho meramente racional, sino como una realidad en el corazón. El día que nos abramos a ese amor, lo aceptemos y lo acojamos, ese día no habrá más cadenas, ni miedos, estaremos redimidos, recreados, cambiados; nadie nos ama como Dios, el amor
miércoles, 1 de septiembre de 2010
LA HUMILDAD
Dios nos invita a la humildad en nuestra familia y con las personas que comparten la vida con nosotros, para ello es necesario lavarles los pies jn 13,1-17 (Antes de la fiesta de Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre, él, que había amado a los suyos que quedaban en el mundo, los amó hasta el fin. Durante la Cena, cuando el demonio ya había inspirado a Judas Iscariote, hijo de Simón, el propósito de entregarlo,sabiendo Jesús que el Padre había puesto todo en sus manos y que él había venido de Dios y volvía a Dios, se levantó de la mesa, se sacó el manto y tomando una toalla se la ató a la cintura. Luego echó agua en un recipiente y empezó a lavar los pies a los discípulos y a secárselos con la toalla que tenía en la cintura. Cuando se acercó a Simón Pedro, este le dijo: "¿Tú, Señor, me vas a lavar los pies a mí?" Jesús le respondió: "No puedes comprender ahora lo que estoy haciendo, pero después lo comprenderás". "No, le dijo Pedro, ¡tú jamás me lavarás los pies a mí!". Jesús le respondió: "Si yo no te lavo, no podrás compartir mi suerte". "Entonces, Señor, le dijo Simón Pedro, ¡no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza!"Jesús le dijo: "El que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque está completamente limpio. Ustedes también están limpios, aunque no todos". Él sabía quién lo iba a entregar, y por eso había dicho: "No todos ustedes están limpios". Después de haberles lavado los pies, se puso el manto, volvió a la mesa y les dijo: "¿Comprenden lo que acabo de hacer con ustedes? Ustedes me llaman Maestro y Señor; y tienen razón, porque lo soy. Si yo, que soy el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, ustedes también deben lavarse los pies unos a otros. Les he dado el ejemplo, para que hagan lo mismo que yo hice con ustedes. Les aseguro que el servidor no es más grande que su señor, ni el enviado más grande que el que lo envía. Ustedes serán felices si, sabiendo estas cosas, las practican.)
Como vemos, lavar los pies a los demás es vaciarse a si mismo, dejar el orgullo, la prepotencia, el egoísmo, el miedo...
OCHO CLAVES QUE NOS LLEVARÁN A SER MÁS HUMILDES.
1) ACEPTAR NUESTROS ERRORES
Es importante aprender a reconocer nuestros propios errores y nuestras faltas, dejar de buscar culpables para más bien buscar soluciones. Afrontar lo real y aceptarlo, no querer ocultar nuestro error.
2) PERDONAR Y PEDIR PERDÓN
El pecado produce tristeza propia y a los demás, se necesita humildad para pedir perdón porque pedir perdón es una pregunta: ¿me perdonas? Pedir perdón es darse una oportunidad de solucionar los problemas.
3) SABER CALLAR
Lo que se piensa con rabia es mejor callarlo debido a que generalmente este estado induce a decir cosas que jamás querríamos decir, por lo cual callar es un gesto de humildad. También debemos callarnos cuando queremos enaltecernos, enjuiciar a los demás, criticar, aportar palabras que no dan al caso o dañan al otro...
4) SER DISCIPLINADOS, CONSTANTES Y EQUILIBRADOS
En la vida es necesario ser disciplinado en las opciones que tomamos, es hacer las cosas con decisión, con disciplina, pero con equilibro, siempre evitando absolutizar.
5) DARLE OPORTUNIDAD A LOS DEMÁS
Un hermoso acto de humildad es darle oportunidad a los demás de expresar sus pensamientos, de ser como son, de intentarlo; es respetar su manera de concebir las cosas. Por lo contrario quererse imponer es aplastar al otro. Una cosa es argumentar nuestros pensamientos, otra cosa es quererse imponer.
6) EXPRESAR EL CARIÑO
Hay quienes necesitamos mucho que nos expresen cariño, pero para poder expresar cariño es necesario vencer el orgullo, el egoísmo, es necesario dejarse ganar.
7) DIÁLOGO PROPOSITIVO, NO IMPOSITIVO
A veces las personas nos tratamos como a perros, dando órdenes e imponiendo nuestra forma de pensar, eso produce que el otro se vea sometido; más bien debemos proponer nuestro pensamiento con argumentos y respetar al otro.
8) MORIR AL PECADO PARA RESUCITAR A LA VIDA ETERNA
Ser humilde es reconocer mi pecado, asumirlo, alejarlo de mi vida para hacerme libre, eso es despojarse de si mismo.
Juan David Henao
viernes, 27 de agosto de 2010
¿QUE BUSCAS?
Es por estas razones que nuestros jóvenes están llamados a no dejarse llevar por la corriente y atreverse a despertar el espíritu de valentía que caracteriza la juventud. Arriesgarse a ser diferente, a tener grandes sueños, a creer que se puede, a compartir y a ser libres.
LA CRÍTICA CONSTRUCTIVA
El valor de la crítica constructiva se fundamenta en el propósito de lograr un cambio favorable que beneficie a todas y cada una de las personas involucradas en circunstancias o ambientes determinados, con actitud de respeto y sentido de colaboración. A través de la crítica constructiva se desarrollan otros valores: lealtad, honestidad, sencillez, respeto, amistad.
Ahora bien, es muy común que nuestra tendencia a criticar se propague sin ton ni son y convertimos a la crítica en una forma de oposición y rechazo a todo aquello que no nos gusta; observamos y manifestamos inconformidad casi de todo: el modo de vestir, las opiniones, la forma de gobierno, las normas de viabilidad, la conducta del vecino… Y muy pocas veces, hacemos un juicio objetivo y valiente sobre nuestro comportamiento y nuestro modo de pensar.
Cualquier momento fuera de lugar o falto de delicadeza, no sólo ofende, destruye además la buena comunicación, la imagen y la opinión que se tiene de las personas y por si fuera poco, habla muy mal de nosotros. Para que nuestra crítica tenga valor, se requiere una actitud honesta, leal, y sencilla: si algo nos disgusta o incomoda, no hay porque escondernos en el anonimato, generar murmuraciones o crear conflictos, si deseamos que las cosas y las personas mejoren, lo correcto será acercarnos a los interesados y expresar abiertamente nuestro punto de vista, dispuestos a escuchar y obtener un resultado provechoso para todos.
Para concretar propósitos que nos lleven a ejercitar el valor de la crítica realmente constructiva debemos evaluar con sencillez y valentía nuestro modo de ser, esto significa ser autocríticos.
“Evalúa las situaciones, escucha a las personas y pregunta. De esta manera tendrás los elementos necesarios para formar un juicio correcto y dar una acertada valoración”
“Antes de criticar a las personas en cualquier aspecto, examínate con el mismo rigor y criterio, no sea que tengas los mismos defectos. Recuerda que para ayudar a los demás, tu debes ser el primero en mejorar”
“Has el propósito de descubrir lo bueno que tienen las personas, las instituciones y las circunstancias. Si no tienes algo positivo que decir, lo mejor es callar”
“Examina tus intenciones, sentimientos y estado de ánimo antes de pronunciar palabra”
“Acepta con madurez todo tipo de críticas y comentarios acerca de tu persona y modo de trabajar, centrando tu atención en la oportunidad de mejora”
“Cualquier crítica debe formularse responsablemente a través de la reflexión, considerando las implicaciones que podría tener; el respeto que debemos a las personas se manifiesta protegiendo su buen nombre y reputación, además de procurar una mejora individual. De esta manera actuamos en justicia y todo nuestro actuar se convierte en actitud de servicio e interés por los demás.”
“Ayudar a los demás a mejorar su vida espiritual y personal, es una muestra del amor cristiano, de verdadera amistad y aprecio por quienes nos rodean”
REALMENTE ERES FELIZ
La felicidad no es la ausencia de obstáculos, más bien es el saber afrontarlos de acuerdo al plan que se tiene.
Todos buscamos la felicidad, la diferencia es en donde la buscamos; hay que buscar donde es, porque nunca encontraremos la felicidad si nos dirigimos en camino equivocado.
Secretos para alcanzar la felicidad
Se es feliz cuando:
• No se tiene que ganar siempre.
• Se cree en uno mismo.
• Se acepta y se combate la adversidad.
• Se tiene una ocupación que trae disfrute y deleite cotidiano.
• Se valora lo que se tiene por poco que sea.
• Se miran de frente los temores.
• Se comparte con los demás.
• Se acaba la culpa.
• Se entiende que todo, hasta la satisfacción es relativa.
• Se entiende que todo es temporal.
• Se entiende que las pequeñas cosas tienen un gran valor.
• Se entiende que se puede escoger.
• Lo espiritual es más importante que lo material.
• Los pequeños logros son los más importantes y nuestra misión en la vida permanece siempre y conocemos lo que nos hace felices para no ponernos tristes.
¿Qué produce infelicidad?
La infelicidad surge de la idea que nos hacemos de lo que debe ser la felicidad, por lo cual podemos ver la felicidad como no es, haciéndonos una idea más grande de la realidad, lo que a la larga terminará amargándonos la vida. La solución a esta falsa idea es ver el lado bueno de las cosas, la realidad no es como uno se imagina, y no es pensar que no se tendrán malas noticias, que todo saldrá bien, que recibiremos aplausos, que nos feliciten, que nos digan a todo que si, que todo el mundo hable bien de nosotros, que todo el mundo nos quiera, que nadie nos critique, que no tengamos dificultades… Todas estas condiciones son demasiadas e imposibilitan la felicidad, es mejor aceptar lo que se tiene y lo que realmente ocurre, con la certeza que no hay cosas tan malas y siempre tienen su lado bueno. El mundo y la realidad no son perfectas, por lo cual al imaginarlas perfectas más vamos a sufrir. Como dice el adagio popular: “el que mucho espera, mucho se decepciona y el que poco espera, lo poco que tiene lo agradece”
No existe lo perfecto y al imaginarnos las cosas perfectas nos hacemos infelices. La queja es un signo de la infelicidad, hay que mirar lo bueno de lo que tenemos que no es malo, porque no existe lo malo. El ponerle “pero” a las cosas es lo que trae infelicidad y se transfiere en desencanto de las cosas y nos arrebata la posibilidad de ser felices. El deseo es lo que trae sufrimiento, el deseo de lo que la realidad no es, eso produce decepción y si tú no deseas lo que no es posible entonces no te vas a decepcionar porque aceptarás todo, hasta el sufrimiento que no te coge de sorpresa. Es bueno plantearse el peor de los escenarios posibles y pensar en la manera de afrontarlo. El problema es que queremos hacer llegar lo que no es posible y como no llega, nos produce sufrimiento, luego llega algo parecido y nos damos cuenta que no era tan grande y terminamos igualmente infelices.
Ocho falencias que producen infelicidad
1. El no tener grandes utopías, grandes sueños hermosos y cambiarlos por simples ambiciones humanas:
Es necesario entender cual es la diferencia entre un hermoso sueño o anhelo y una ambición humana: un hermoso anhelo es un deseo noble, es un sueño hermoso que me regala una razón para vivir que para ser una gran utopía tiene que ser gratuito, generoso, pensando en los demás, con una gran capacidad de entrega. Con estas perspectivas camino con mas certeza a la felicidad y me ennoblezco a mi y a los demás, el buscar entregarme, hacer feliz a alguien y no buscar que me hagan feliz.
Para resistir los fracasos y problemas hay que tener un gran anhelo, porque para tal fin es necesario y justo sufrir porque el sueño estará más cerca. Un gran anhelo sueña en construir, crear, regalar algo hermoso a los demás, generoso, entregado, sufrido… eso da sentido a la vida porque por una gran utopía uno es capaz de recorrer hasta los más inhóspitos y estériles desiertos. Como lo hicieron los libertadores de nuestra tierra.
El mundo arrebata los sueños hermosos a la gente; esquiva el mundo y tendrás muchos kilómetros porque vas tras un gran sueño. El mundo cambia los sueños por el tener casa, carro y beca, fiestas, sexo, placer… que son deseos rastreros, pequeñas cosas que se pierden fácilmente por las circunstancias de la vida; tal como el dinero que se va y no da una felicidad digna que dure como un gran sueño. Regálate un gran sueño, un gran anhelo que sea tan grande que ni en mil años lo consigas, para vivir hasta la muerte detrás de esa utopía.
2. El no aceptar la realidad tal y como la realidad es:
La clave es entender que las cosas son como son por lo cual es necesario aceptarlas para no terminar sufriendo, desgastándonos inútilmente porque ni un poco cambiaremos de la forma de ser de otros, de las circunstancias de la vida, del pecado ajeno, porque no queda mas remedio que aprender a vivir con ellas. La clave de la sabiduría es aceptar la realidad, sea buena o mala, mirar más bien lo que podemos hacer.
3. No existe la buena o la mala suerte:
La suerte no existe, existe una manera de ver la vida, viendo todo positivamente como una oportunidad o negativamente como una desgracia que amarga la existencia. Darse cuenta que lo que no nos gusta nos pasa a todos, lo vivo muere, lo bueno se pone malo, es normal en este mundo.
4. Sufrir en el tiempo:
De las cosas mas tontas que hay es preocuparse de lo que no ha pasado, hay que vivir con lo que pasa ahora, el futuro no existe, el pasado no lo puedo arreglar, el único tiempo que existe es el hoy, es el único que tengo para trabajar. Hay que olvidar los recuerdos tristes y dolorosos del pasado porque ya pasó, ya no existe, fui más fuerte que ese sufrimiento.
5. No aceptar que las cosas salen mal:
Todo lo que puede salir mal, saldrá mal y hay que estar preparado porque las cosas pueden salir mal, por lo cual hay que planear que las cosas salgan bien.
6. Pensar que sólo vale la pena vivir lo fácil, lo agradable y lo placentero:
Lo que creemos malo, en realidad también es bueno, hay que buscar lo bueno, pero en este mundo también existe lo desagradable y tarde que temprano así no queramos nos tocará enfrentarlo y hay que saber afrontarlo viéndolo como una posibilidad de superación y entrega y amor y utopía. Disfruta lo bueno, pero aún más lo malo, porque esto es lo que más trae buenos recuerdos al dejar grandes lecciones en la vida.
7. No apreciarse a si mismo ni a los demás, es decir, no amarse a si mismo, ni amar desinteresadamente a los demás:
Uno sufre mucho amando porque espera mucho a cambio, el desinterés ayuda a disfrutar más el amor. Se sufre muchísimo con la falta de afecto hacía uno, es necesario quererse tal y como es, con la vida que tengo, valorarme aunque no sea perfecto. Una de mis convicciones debe ser: yo valgo, yo soy hermoso y no tengo la culpa. Es bueno observar los valores de los demás, aunque me caigan mal, eso ayudará a mejorar mi imagen y la imagen que los demás tienen de mí. Soy hermoso porque Dios me creo y dijo: Tú eres muy bueno y me bendijo.
8. No tener una experiencia trascendente:
En nombre de la ciencia, la sabiduría, la razón, la inteligencia, el pensamiento y otras cosas; nos están quitando la experiencia de Dios y nos están diciendo que estamos arrojados a nuestra suerte en el universo, que nadie nos mira, que nadie se preocupa por nosotros, que somos frutos del azar, que nadie me pensó como soy, que nadie tiene un hermoso sueño para mi, que nadie me espera después de la vida, que nadie me anhela y nadie me desea. Tontamente nos dicen que la vida es muy linda sin que nadie nos espere y esté perdidamente enamorado de nosotros.
No tener una experiencia trascendente de Dios nos lanza desesperadamente a buscar llenar el corazón con cualquier cosa, porque si no, no soportamos la vida. Al no tener una experiencia trascendente se quita la posibilidad de eternidad y sin ella la existencia humana es absurda y carece de sentido, por lo cual se sufre en búsqueda de poder y gloria, porque no tenemos que llevarnos al corazón, estamos débiles, lo que hace que seamos fácil de destruir sin una experiencia de Dios que nos de fuerzas para soportar. Cuando la piedra nuestra es Dios, ni el momento más doloroso nos doblará, es necesario tener a Dios en el corazón para aguantar cualquier mala noticia, ese amor que nos ama más de lo que nosotros podemos hacerlo.
La gente infeliz hace daño a los demás, piensa en eso cuando alguien te hiera y ten misericordia de él, que está triste. Al mundo le conviene que estemos tristes, porque los infelices son buenos compradores. Un hombre feliz pasó por el supermercado y se dio cuenta de lo poco que necesitaba, el rico es el que menos desea y no el que más tiene, las pobres alegrías que se compran se acaban. La felicidad se encuentra adentro de cada uno de nosotros.
Siete secretos para alcanzar la felicidad
1. Regálate un gran anhelo, un sueño hermoso:
Uno que sea más grande que tu mismo, más grande que lo que has pensado que es grande, un anhelo que no se caiga fácilmente, que no se logre por entrar a la universidad o conseguir un buen puesto, un anhelo que no se satisfaga porque te encontraste cuatro pesos, sino uno que te de ganas de vivir todos los días, incluso el día que me den la peor noticia de tu vida.
2. Aprende a aceptar la realidad tal y como es:
La realidad no es triste, la realidad no es alegre y podemos convertirla en alegre incluso cuando parezca triste. Siempre hace buen tiempo, aunque llueva o haya sol, porque Dios nos ha dado la vida que es lo más hermoso en este planeta, porque mi corazón late y aunque dejara de latir haría aún mejor tiempo puesto que iría a la presencia de Dios, del Amor.
3. Vivir en el presente:
El presente es el único tiempo que existe, así que relájate y disfruta, es el único momento que verdaderamente está en tus manos, el pasado ya se fue, despídete de él. No dejes las cosas para mañana, hazlas ya porque mañana no sabemos, hoy la esperanza, la risa, la dulzura, la felicidad… Porque mañana, no se.
4. Aprender a sufrir:
Todos sufrimos y todos a nuestra propia manera, nunca compares los sufrimientos con las demás personas porque para cada persona es diferente la situación que le hace sufrir. La vida es aprender a sufrir, a llevar ese sufrimiento que no puede destruirte porque has aprendido a abrazarlo. Mira las personas que no pueden ver, o que no oyen, o no caminan, mira como disfrutan infinitamente su existencia, tienen una esperanza para levantarse en las mañanas, han aprendido a valorar lo que tienen. El sufrimiento siempre deja una enseñanza y una esperanza.
5. Descubrir que aunque cueste, la vida vale la pena:
La vida vale la pena porque cuesta, es necesario entonces prepararse para lo que cuesta, es lo que cuesta lo que nos deja más enseñanzas, esperanzas y aprecio, porque va a forjar nuestro carácter, dejándonos más satisfechos y contentos porque habremos aprendido a encontrar una dicha en todo lo que nos cuesta.
6. Amarse a si mismo y amar con gratuidad:
La clave de la felicidad es amar mucho y para empezar hay que aprender a amar este pedacito de tierra que somos cada uno de nosotros, amar es aceptar que no somos perfectos, que cometemos errores, que tenemos grandes dolores en nuestra vida. Amarse es perdonarse a si mismo, todo lo que eres, lo que hiciste, lo que viviste. Hoy perdónate, ámate, saca fuerzas para emprender un gran sueño y fuerzas para perdonar a los demás y amarlos.
7. Aprender a ser felices en el reverso de la realidad:
No son felices los que no les falta nada, para los que todo es perfecto, para quienes no hay molestias, todo está a su servicio, se les entrega todo. ¿Qué gracia tiene esa felicidad? Cualquier papanatas es capaz de ser así: sin problemas. Son felices los pobres, porque de ellos es el reino de los cielos; son felices los que lloran, porque ellos reirán; son felices los mansos, porque heredarán la tierra; son felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos quedarán saciados; son felices los misericordiosos que ayudan a los demás, porque ellos recibirán misericordia; son felices los limpios de corazón, porque verán a Dios; felices los que hacen la paz, porque se llamarán hijos de Dios; felices los que son injuriados o calumniados por el nombre de Jesús, porque así fueron tratados los profetas. Para ser felices cuando todo sale bien no es necesario tener fe y en verdad muy pocas veces las cosas salen bien, la vida es muy complicada.
La clave de la vida es ser feliz en el reverso que es complicado, también en lo que sale bien y en lo que sale mal, porque tendré algo a que enfrentarme; porque en los peores momentos nos hacemos más sabios y más grandes.
Como el Padre amó a Jesús, así nos amó a nosotros, si cumplimos sus mandamientos permaneceremos en su Amor, así como Jesús cumplió lo que Dios le mandó y permaneció en su amor, nos dijo Jesús todo esto para que su alegría permanezca en nosotros y llegue a la plenitud. Jesús nos manda que nos amemos los unos a los otros como Él nos ha amado, no hay amor más grande que entregar la vida por los amigos, somos sus amigos si hacemos lo que Él nos manda.
Debemos reconocer que a pesar de ser malo o bueno, Jesucristo me ama y mi Padre me ama, no se cansa de amarme, porque lo hace infinitamente hasta la eternidad.
Así que todos los días son buenos, porque en mi corazón tengo un amor que nunca traiciona, el de Dios.